domingo, 10 de octubre de 2010

La casa de las niñas

Recuerdo grandes momentos en aquella casa. El despertar que no llegaba nunca, remoloneando entre aquellas sábanas pesadas y gordas. Aquel cabezal de hierro forjado. El suelo de parquet en la habitación de Sandra. El calor. Aquella cocina siempre tan concurrida. El balcón donde me cortó el pelo provocando el enfado de los vecinos. El ver películas en el salón. Maxime y yo y nuestras peleas por fregar platos. La luz de un sábado por la mañana cuando te ibas a dormir cansado. El sudor al compartir cama y tantas otras cosas. Las tardes enteras preparando y creando cenas. Cuando mientras fregaba platos Atenea me leía cuentos de Cortázar. El equivocarme siempre sobre cual de los dos interruptores del pasillo era del baño. El sofá donde me dormía las siestas con Guille. Las peleas de cojines.

Pero quizás recuerdo con más cariño aquella luz a primera hora de la tarde, con aquel silencio sólo interrumpido por el reloj de pared que había en la cocina y del que colgaban las especias que Camille trajo desde Istambul, entonces parecía que no no necesitaríamos nada más para ser felices que el tiempo podía detenerse allí con nuestro té de manzana observándonos.


Recuerdos

viernes, 8 de octubre de 2010

Frontera entre Serbia y Macedonia, domingo 4 de abril del 2010 - Tres extraños en un tren




Mi amigo Nacho siempre había querido ser un policía de fronteras para descubrir grandes casos de tráfico y corrupción internacionales, pero tal y como íbamos pasando frontera tras frontera se desesperanzaba ya que lo único que tenía que hacer era ser antipático y pedir pasaportes. Pero tiempo después en mi segundo viaje a Serbia, recuerdo como un amanecer en la frontera con la República de Macedonia, en la que sucedió algo extraño.


Había viajado ya varios días sólo desde Croacia, hasta Serbia cruzando Bosnia Herzegovina y por una vez no tuve que compartir compartimento de tren así que dormí durante toda la noche al salir de Belgrado. Iban pasando policías varios, miembros de cuerpos especiales y revisores del tren y siempre después de mi compartimento seguían hacia la izquierda, donde por lo visto había unos pasajeros que les costaba entender. El oficial siempre empezaba expresándose en serbio, pero al ver que no entendía cambiaba con más o menos precisión y soltura al inglés. Pero mis vecinos en el tren tampoco se aclaraban así porque tal y como recuerdo había muchísimas preguntas por el policía o revisor que quedaban sin responder. En una conversación cruzada que me pareció oír creí que eran Belgas, quizás algún matrimonio mayor que no haya aprendido idiomas (lo cual es raro y más si viaja por Serbia). Llegados al punto de salir del país el policía de frontera y el inspector de aduanas tuvieron los mismos problemas que todos sus predecesores con mis vecinos estos no entendían nada y se enzarzaban en varias preguntas cada vez más altas sin respuestas como si fuese un interrogatorio. Yo tenía mucha sed, había olvidado comprar agua en Belgrado y pregunté al oficial de la aduana si había bar en el tren, el hombre que hablaba francés bastante bien me respondió que si pero que esperara a que se pusiera en marcha. Bueno pues la abandonó el tren a la vez que hablando por el walkie-talkie que llevaba señalaban con la mano hacia el compartimento de mi lado. Se metieron todos en la garita y yo salí a estirar las piernas al pasillo. Entonces descubrí a mis extraños vecinos de viaje. Uno de ellos (eran tres), estaba de pie en el pasillo mirando hacía la garita y el pasillo del tren mientras los otros dos estaban vaciando con una prisa inimaginable unas bolsas de deporte para meter su contenido, que a su vez iba en bolsas de plástico, en otras bolsas y cestos. Yo les miré con cara rara y el primero de ellos con su nariz aguileña y mirada penetrante me hizo entender que no tenía nada que hacer ahí. Yo algo intimidado miré hacia el exterior y entonces cuando hubieron acabado y no hubo nadie en el andén saltaron de tren y se fueron corriendo por el andén hasta pasar por detrás de la aduana y perderse en un campo de arbustos y matojos. Ahí llegaron mis dudas sobre quienes eran y que hacían esos tres tipejos en el tren, no creo que hubiesen ido al baño los tres juntos y menos teniendo en el vagón, quizás llevaban algo ilegal que iban a esconder y volverían por la noche a buscarlo, de ahí su falta de colaboración con la policía y el aduanero. Pero porque habían dejado esas grandes bolsas de deporte y se habían llevado su "carga" en unas bolsas de plástico? esperaba que volviesen de lo contrario me empezaría a mosquear un poco. Pasados varios minutos llegó el primer policía que había pasado preguntando por los pasaportes y entró sin preguntar el el compartimento vecino. Se asombró al ver que no había nadie y me preguntó donde habían ido (aunque hablaba en serbio puedo entenderlo porque señaló hacia el camarote vacío y después levantó los tres dedos centrales de su mano), le dije que no sabía que se habían ido y saqué la mano por la ventana y señalé hacía el campo que había detrás de la caseta de la policía. Entonces el hombre se mostró algo más que inquieto, y miró el interior de la bolsa, me preguntó si era mía y le contesté negativamente. Entonces llamó por walkie-talkie a algún compañero suyo que apareció en seguida le dio unas instrucciones y este salió corriendo hacia las hierbas altas donde yo había señalado a la vez que desenfundaba su arma. El policía cogió la bolsa de deporte se bajó con ella del tren y dio ordenes al jefe de estación para que el tren reanudara la marcha.



Recuerdos

martes, 5 de octubre de 2010

Roma, miércoles 6 de febrero del 2008





“Atardece en la Villa Borghese. Aquí estoy sentado en unos jardines escuchando el silencio y viendo como el sol se pone tras las copas de los arboles. En menos de una hora tengo que encontrarme con Emilio en Termini y de ahí al aeropuerto y de nuevo a España. Este viaje ha terminado ya. Pero llegarán otros, seguro, en menos de un mes me voy a Africa y después otros muchos más. Sin ir más lejos hoy de vuelta de Napoli Emilio me contaba ensoñaciones suyas acerca de dar la vuelta a Asia en un verano, no son tonterias si de verdad las crees. Y a él le gusta la vida, como a mi, y hay que verlo todo. Yo aún me dejo muchas cosas que conocer en Roma, pero ya volveré más veces, a esta ciudad que se desmorona bajo el peso del tiempo, el calor y el frío. ”


Crónicas Nuxxianas II, "Las huídas y las búsquedas"

domingo, 1 de agosto de 2010

Montpellier, lunes 17 de noviembre del 2008 - El circo de Arles




“Ayer estuve en Arles con Inés y Arantxa. Fue todo muy bonito, la pequeña ciudad es muy bonita pese a que ayer era domingo e hizo bastante frío. Pero aún con esas, se pueden ver claramente el clima mediterráneo por todas partes, los colores, las calles y las casas, las plazas, las iglesias. A mi me gustó bastante pero creo que al resto no.”


Crónicas Nuxxianas II, “Las huidas y las búsquedas”


miércoles, 28 de julio de 2010

La ciudad del lago




Ioannina, lunes 1 de marzo del 2010

“El viaje ha tenido algunos cambios. Como se ve hemos empezado visitando Ioannina, ya que ayer fuimos a dormir a las 3 y hubiéramos dormido 4 horas y como todos estábamos muy cansados hemos decidido hacer noche aquí y después visitar Corfú […]. Nos separan unos 80 kilómetros del Adriático y todo el centro de Ioannina es muy bonito. Me recuerda mucho a Ano Poli de Thessaloniki. Después tiene el Kastro o fortaleza que construyó Alí Pachá entre 1795 y 1815, es precioso ver el lago con las montañas nevadas. Nunca hubiera dicho en en Epiro había montañas tan altas. Hay altas montañas por todas partes y en un hueco en ese circo de montañas está el lago, y a orillas de ese lago está Ioannina”

Crónicas Nuxxianas III, “Le grand voyage”

martes, 20 de julio de 2010

Primera visita a Novi Sad





Novi Sad, domingo 21 de febrero del 2010


“Novi Sad, definitivamente es un pueblo precioso. Si, digo pueblo aunque la verdad tiene 300.000 habitantes, pero eso es lo que hay. El centro tiene un estilo de arquitectura muy parecido al de Europa central. […] La fortaleza es bonita y desde allí se ve el Danubio, que ya aquí es un río inmenso. Desde arriba Novi Sad no parece más que una ciudad industrial con alguna fábrica e incluso se pueden ver algunos desperfectos de algún bombardeo de la OTAN en 1999, como puentes rotos o edificios a medio destruir. De todas maneras el centro de la ciudad es muy bonito y hemos tenido la oportunidad de visitarlo con una chica con la que contacté a través de couchsurfing, y con la que salimos anoche a tomar algo, fuimos primero a un bar rollo “housero” y después fuimos a un bar en las afueras llamado Route 66 en la que había una fiesta de Drum'n'Bass y allí conocimos a unas chicas muy guapas.”

Crónicas Nuxxianas III, “Le grand voyage”

Recuerdo como Nina, nos llevó a un bar que estaba súper bien. Era algo oscuro y hacía calor, lo cual no iba mal ya que fuera los charcos estaban helados y había nieve por casi todas partes. Allí tras un rato de hablar con extraños encontré a Nikolina, una chica local que hablaba castellano muy bien. Era muy graciosa, porque hablaba como un niño pequeño, podía ver su castellano correcto y de academia salir de sus labios de una manera inocente, sin palabras malsonantes y sin dobles sentidos, realmente muy gracioso! Entonces me imaginé a mi mismo hablando italiano, o francés o peor aún inglés! Y ya no hablemos del serbio del que sólo había aprendido las súper útiles “De razume” y “Volim te” (no estoy seguro que se escriban así, quieren decir “No entiendo” y “Te quiero”). Hablé mucho rato con aquella chica hasta que me tuve que ir, era tarde y nuestro viaje continuaba hacia el norte, me quedé con ganas de conocer mejor a esa chica. Pero lo que entonces no sabía es que el destino me cruzaría con ella tiempo después. En otra casual visita a ese gran país que es Serbia.

Recuerdos

lunes, 19 de julio de 2010

Lisboa, martes 13 de noviembre del 2007



“Esta ciudad es maravillosa. Hay tantas cosas que me sorprenden aún en este mundo, que querrá decir que no se nada! […] En fin, estoy aquí, de nuevo dando vueltas. Creo que me he resfriado un poco pero quizás sea por la falta de sueño, o mejor dicho, el exceso! Bueno de todas maneras Lisboa es una ciudad como Dios manda, si señor! Nada de tráficos infernales, metro en su justa medida, autobuses ordenados, tramvias y un centro histórico que parece anclado desde hace 100 años. Me encantan las casas con fachadas de azulejos, las hay de muchos colores y también con dibujos raros y extrañas cenefas. […] Por último y para descansar, me he dado un baño en casa de Nidia algo que no hacia desde mi visita a Atenas en casa de Rania o antes aún en Trieste. Y bien, es que cada vez que veo una bañera en condiciones no puedo resistirme en darme un baño con agua caliente.”


Crónicas Nuxxianas II, “Las huídas y las búsquedas”